Pese al encuentro diplomático entre Vladimir Putin y Donald Trump, el ejército ruso lanzó una nueva ofensiva aérea contra varias regiones ucranianas. Los ataques dejaron daños materiales y aumentan la tensión internacional.
Horas después de la cumbre en Alaska entre los presidentes de Rusia y Estados Unidos, las fuerzas armadas rusas atacaron Ucrania con 85 drones kamikaze y un misil, reafirmando que los diálogos de alto nivel no frenaron la ofensiva militar.
Los bombardeos impactaron principalmente en las regiones de Sumi, Donetsk, Chernihiv y Dnipropetrovsk, donde se reportaron importantes daños a infraestructuras civiles, aunque las autoridades ucranianas aún no confirmaron el número total de víctimas o heridos.
El ejército ucraniano informó que la mayoría de los drones fueron interceptados, pero varios lograron alcanzar sus objetivos. La ofensiva generó nuevas críticas internacionales y pone en duda los resultados concretos del encuentro diplomático entre Trump y Putin, en el que ambos líderes habían expresado su voluntad de avanzar hacia la paz.
La escalada ocurre en un contexto de fuerte desgaste bélico y una creciente presión sobre la comunidad internacional para lograr una solución al conflicto, que ya lleva más de tres años de enfrentamientos directos.
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